Pedro, el Alto Comisario de Jesús, que es el Mesías de los griegos como de los judíos, envía un saludo a la manera cristiana, en el que se han combinado y transformado las fórmulas griega y judía, a las Iglesias del norte de Asia Menor. Ellos son la dispersión del Nuevo Israel, escogidos de todo el mundo de acuerdo con el conocimiento previo de Dios de su idoneidad, para sufrir la santificación de Su Espíritu, y con miras a su recepción en Su Iglesia.

Porque el resultado, y por lo tanto el propósito, de su elección es que puedan profesar obediencia y recibir la señal externa de la aspersión, siendo bautizados en la muerte de Jesucristo. ¡Que la gracia (y no el mero saludo) y la paz (la paz de Dios, no la del hombre) se multipliquen para ellos! Para una discusión sobre el escritor y los lectores, consulte la Introducción.

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