¿Quién ha conocido la mente del Señor? Puesto que el hombre espiritual ha sido enseñado por Dios y sigue sus reglas, en cuanto tal, no puede ser juzgado por nadie; porque el que ha de juzgarle debe ser más sabio o mayor que el Espíritu de Dios, para poder penetrar y medir ese Espíritu. Pero, ¿quién puede hacer esto? Así Crisóstomo. Sin embargo, el hombre espiritual muchas veces puede y debe ser juzgado, porque no se sabe que sea espiritual en una determinada materia.

Por lo tanto, en cxiv. 29, dice: "Que los otros hablen dos o tres, y que los otros juzguen". Además, muchos se jactan de ser espirituales cuando son meramente naturales, como, por ejemplo , los anabaptistas. Pero San Pablo era confesamente espiritual, por lo que añade: Tenemos la mente de Cristo la sabiduría de Cristo que es espiritual y Divina, no natural y humana. Nuestra sabiduría no es la de Platón o Pitágoras, sino la de Cristo, quien ha infundido Sus verdades en nuestras mentes. Así Crisóstomo.

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