Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor ? nadie sino aquel que ha sido enseñado por el Espíritu del Señor. Por tanto, el hombre natural, que no ha sido así enseñado, no puede juzgarnos a los que somos espirituales y tenemos la mente de Cristo ; es decir, saberlo, habiendo sido enseñado por Dios.

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Antiguo Testamento