1 Juan 5:10 . El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo. El testimonio se ha vuelto subjetivo: los 'tres concuerdan en uno' dentro de la conciencia del creyente. Él tiene porque debemos anticipar 1 Juan 5:11 la vida eterna dentro de él: el don del Espíritu de vida recibido por Cristo para nosotros en Su bautismo, el perdón de los pecados o liberación de la condenación de muerte a través de Su sangre, y el Espíritu Santo Efectuando fantasmas y asegurando ambos. A la fe le sigue la plena seguridad; pero la seguridad es aquí la posesión de la vida misma.

Mas el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. No solo carece del testimonio interno, sino que también ha rechazado el testimonio externo, que se le ha dado a uno que escucha el registro del Evangelio tan abundantemente que no tiene excusa. Una vez antes San Juan había hablado de hacer mentiroso a Dios: el que niega que ha pecado es mentiroso él mismo, y contradice los testimonios expresos de Dios.

Del mismo modo, el que no cree en el testimonio dado por Dios acerca de su Hijo, rechaza la mayor evidencia posible que Dios, conociendo la necesidad del hombre, podría darle. Se supone que tiene la evidencia ante él, y eso en forma de evidencia oral o escrita; se supone además que rechaza deliberadamente el testimonio, sabiendo que es Divino. No hay nada más fuerte, casi nada tan fuerte, en todas las Escrituras, con respecto a la obstinación moral de la incredulidad.

No se dice que pierde el beneficio quien se niega a aceptar el testimonio de la divinidad y encarnación del Hijo; ni simplemente que ciega su propia mente; sino que oye la voz de Dios y lo hace mentiroso. Las últimas palabras tampoco son, como algunos han pensado, mera repetición vehemente. Dios es engañado por el hombre que rechaza la vida eterna que ha sido dada una vez por todas. El testimonio rechazado no es tal o cual dicho o demostración milagrosa, sino toda la tensión de la prueba traída por la revelación cristiana de que tanto la luz como la vida han venido al mundo como herencia de todo hombre que no las rechace voluntariamente.

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