Dirección y Saludo, 1, 2.

En este saludo, San Pablo, escribiendo a una congregación a la que estaba muy unido y que le había mostrado gran celo y amor, no se cuela tanto en el carácter de apóstol con autoridad, sino como su fundador y el amigo de toda la iglesia, a cuyos ministros saluda de una manera que no se encuentra en las otras epístolas.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento