Del interrogatorio ante Caifás somos llevados al juicio ante Pilato. La escena es en todos los aspectos una de las más notables del Evangelio, tanto en la selección de los incidentes y la viveza de la descripción, como en esa trágica corriente de pensamiento que revela la humillación, la condenación y la vergüenza de la judíos culpables, mientras claman por juicio sobre Aquel a quien un pagano habría puesto en libertad.

Una y otra vez, al rechazar a su verdadero Rey, confiesan la degradación a la que se han reducido, hasta que finalmente esa degradación culmina en palabras que implican la pérdida de todo lo que había distinguido al judaísmo, todo aquello de lo que había estado más orgulloso. El pasaje contiene uno de esos cuadros dobles que marcan el estilo de Juan, y los incidentes de los dos cuadros están dispuestos de tal manera que el segundo muestra un avance sobre el primero.

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Antiguo Testamento