los mansos ; los que son amables y perdonadores, sumisos y dóciles, pacientes bajo las injurias, dispuestos no a devolver mal por mal, sino a vencer el mal con el bien.

Heredar la tierra ; recibir y disfrutar toda bendición terrenal y espiritual que sea para su mejor bien aquí, y reinar con Cristo para siempre en el más allá. La condición pecaminosa y perdida de los hombres no tiene por qué impedirles ser verdaderamente y para siempre bienaventurados.

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