Versículo 19. No apaguéis el Espíritu... El Espíritu Santo es representado como un fuego, porque es su competencia iluminar y vivificar el alma; y purgarla, purificarla y refinarla. Este Espíritu se representa como si se apagara cuando se hace cualquier acto, se dice cualquier palabra, o se da rienda suelta a su temperamento, en contra de sus dictados. Es el Espíritu del amor, y por lo tanto la ira, la malicia, la venganza, o cualquier temperamento antipático o impío, lo apagará de manera que retirará sus influencias; y entonces el corazón queda en un estado de dureza y oscuridad. Se ha observado que el fuego se puede apagar tanto echando tierra como agua sobre él; y así, el amor del mundo contristará y apagará el Espíritu tan eficazmente como cualquier acto ordinario de transgresión.

Todo cristiano genuino es hecho partícipe del Espíritu de Dios; y el que no tiene el espíritu de Cristo no es de él. No pueden ser los dones milagrosos del Espíritu a los que se refiere el apóstol, pues éstos se daban a pocos, y no siempre; pues incluso los apóstoles no podían hacer milagros cuando querían; pero la indicación del texto es general, y se refiere a un don del que generalmente participaban.

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