verso Hechos 23:5 _ No sabía, hermanos, que él era el sumo sacerdote...  Después de todo el trabajo erudito que se ha gastado en este tema, el significado simple parece ser claramente este:-

San Pablo no sabía que Ananías era el sumo sacerdote; había estado ausente de Jerusalén durante mucho tiempo; los cambios políticos eran frecuentes; el sumo sacerdocio ya no se sucedía, y se compraba y vendía con frecuencia; los romanos derrocaban a un sumo sacerdote y levantaban a otro, según dictaban las razones políticas. Como la persona de Ananías podía serle totalmente desconocida, ya que la audiencia fue muy repentina, y apenas hubo tiempo para consultar las formalidades de la justicia, parece muy probable que San Pablo, si alguna vez conoció a la persona de Ananías, la había olvidado; y como, en un concilio o reunión de este tipo, la presencia del sumo sacerdote no era indispensablemente necesaria, no sabía que la persona que presidía no era el sagano, o el sustituto del sumo sacerdote, o alguna otra persona puesta en el asiento por el momento. Por lo tanto, entiendo las palabras anteriores en su sentido más obvio y literal. No sabía quién era la persona, y el Espíritu de Dios le llevó de repente a denunciar el desagrado divino contra ella.

No hablarás mal del príncipe de tu pueblo... Si hubiera sabido que era el sumo sacerdote, no habría pronunciado públicamente esta execración; pues se debe respetar su persona por causa de su cargo. No veo que Pablo insinúe que haya hecho algo por inadvertencia; tampoco confiesa aquí ninguna falta; declara dos hechos

1. Que no sabía que era el sumo sacerdote.

2. Que tal persona, o cualquier gobernante del pueblo, debía ser reverenciado. Pero no recordó ni se disculpó por sus palabras: no había cometido una infracción, y no la reconoció. Debemos tener cuidado al atribuirle una u otra cosa en el caso que nos ocupa.

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