Verso 35. El que lo vio... Probablemente el propio Juan, que debió estar muy cerca de la cruz para poder distinguir entre la sangre y el agua que salían del costado de nuestro bendito Señor.

Y él sabe... Parece ser una apelación al Señor Jesús, por la verdad del testimonio que ahora había entregado. Pero, ¿por qué una apelación tan solemne, a menos que hubiera algo milagroso en este asunto? Podría parecerle necesario:

1. Porque los otros evangelistas no habían reparado en ello.

2. Porque contenía la prueba más decisiva de la muerte de Cristo: ya que una herida como ésta no podía haber sido causada (aunque hubieran faltado otras causas) sin provocar la muerte de la persona; y de su muerte por los hombres dependía la salvación del mundo. Y,

3. Porque por esta misma circunstancia se cumplieron dos importantes profecías que designaban más particularmente a la persona del Mesías. Un hueso de él no será quebrado, Éxodo 12:46; Números 9:12; Salmo 34:20. Mirarán al que traspasaron , Zacarías 12:10; Salmo 22:16.

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