Verso Lucas 1:3.

Habiendo tenido perfecto entendimiento... παρηκολουθηκοτι ανωθεν, Habiendo trazado con precisión hasta el mismo espíritu de la obra, y examinado cada cosa hasta el fondo; a consecuencia de cuya investigación, estoy completamente convencido de la verdad del conjunto. Aunque Dios da su Espíritu Santo a todos los que se lo piden, este don nunca fue concebido para dejar de lado el uso de aquellas facultades con las que ya ha dotado al alma, y que son tan verdaderamente sus dones como lo es el propio Espíritu Santo. La naturaleza de la inspiración, en el caso de San Lucas, la descubrimos de inmediato: él se propuso, mediante una indagación imparcial y una investigación diligente, encontrar toda la verdad, y no relatar nada más que la verdad; y el Espíritu de Dios presidió y dirigió sus investigaciones, de modo que descubrió toda la verdad, y fue preservado de toda partícula de error.

Desde el principio... ανωθεν, desde su origen. Algunos piensan que ανωθεν debería, en este lugar, traducirse desde arriba; y que se refiere a la inspiración por la que San Lucas escribió. Yo prefiero nuestra traducción, o bien, desde el origen, por la que abogan varios buenos críticos, y cuyo significado tiene en algunos de los mejores escritores griegos. Véase Kypke.

Teófilo. Como el significado literal de esta palabra es amigo de Dios, Θεου φιλος, algunos han supuesto que bajo este nombre Lucas comprendía a todos los seguidores de Cristo, a quienes, como amigos de Dios, dedicó esta fiel historia de la vida, doctrina, muerte y resurrección de nuestro Señor. Pero esta interpretación parece tener poca solidez; porque, si se dirige a todos los seguidores de Cristo, ¿por qué se usa el número singular? y ¿qué buen fin podría lograrse usando un nombre fingido? Además, κρατιστε, excelentísimo, nunca podría aplicarse de este modo, pues evidentemente designa a una persona concreta, y probablemente distinguida por su situación en la vida; aunque esto no se deduce necesariamente del título, que se daba a menudo a modo de amistad. Teófilo parece haber sido un griego o romano muy reputado, que fue uno de los discípulos de San Lucas. Los cuatro primeros versos parecen una epístola privada, enviada por el evangelista con esta historia, que, habiendo sido cuidadosamente conservada por Teófilo, fue posteriormente encontrada y publicada con este Evangelio.

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