Verso Lucas 2:24. Y para ofrecer un sacrificio...  

Ni la madre ni el niño se consideraban en la alianza del Señor, o bajo la protección divina, hasta que se realizaban estas ceremonias, prescritas por la ley.

Un par de tórtolas...  Una era para el holocausto y la otra para la ofrenda por el pecado:   ver Levítico 12:8.

Los ricos debían traer un cordero, pero los pobres y los de clase media debían traer dos tórtolas o dos palomas. Esto es una prueba de que la sagrada familia no estaba en la opulencia. Jesús santificó el estado de pobreza, que es el estado general del hombre, al pasar por él. Por eso a los pobres se les predica el Evangelio y los pobres son los que principalmente lo reciben.

Aunque ni María ni su hijo necesitaban ninguna de estas purificaciones, pues ella era inmaculada, y Él era el Santo, sin embargo, si no hubiera pasado por los días de purificación según la ley, no habría podido aparecer en el culto público del Altísimo, y habría sido considerada como una apóstata de la fe del Israel de Dios; y si no se hubiera circuncidado y presentado públicamente en el templo, no se le habría permitido entrar ni en la sinagoga ni en el templo, y ningún judío le habría oído predicar, ni habría tenido ningún trato o relación con él. Estas razones son suficientes para explicar la purificación de la santa virgen y la circuncisión del santísimo Jesús.

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