(3) Y los que tienen amos creyentes, no los desprecien, porque son hermanos; antes bien, hágales servicio, porque son fieles y amados, (a) participantes del beneficio. (4) Estas cosas enseñan y exhortan.

(3) La segunda regla: los siervos que han llegado a la fe y también tienen maestros de la misma profesión y religión, no abusen del nombre de la hermandad, sino que más bien les obedezcan.

(a) Baste con que con respecto a las cosas que pertenecen a la vida eterna, sean participantes de la misma buena voluntad y amor por Dios, como lo son sus propios amos. (4) Una conclusión general, que estas cosas no solo deben enseñarse con sencillez, sino que deben aprenderse diligentemente mediante exhortaciones.

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