(8) Habiéndonos predestinado para la adopción de hijos por Jesucristo (h) para él, según el beneplácito de su voluntad,

(8) Otra exposición más clara de la causa eficiente, y también de la elección eterna, por la cual se dice que Dios nos escogió en Cristo, es decir, porque le agradó nombrarnos cuando aún no habíamos nacido, a quienes haría ser sus hijos por Jesucristo. De modo que no hay razón para que se busque aquí nuestra elección, sino en la libre misericordia de Dios. Y la fe que Dios previó no es la causa de nuestra predestinación, sino el efecto.

(h) Dios no respeta nada, ni nada de lo que está presente ni de lo que vendrá, sino solo a sí mismo.

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