(5) Y os habéis olvidado de la exhortación que os habla como a niños: Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando te reprendáis por él.

(5) En segundo lugar, porque son testimonios de su buena voluntad paternal para con nosotros, en el sentido de que se muestran ilegítimos, si no pueden soportar ser castigados por Dios.

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