(5) Pero cuando Pablo se dio cuenta de que una parte eran saduceos y los otros fariseos, clamó en el concilio: Varones hermanos, soy un fariseo, hijo de un fariseo: de la esperanza y resurrección de los muerto me llaman en cuestión.

(5) A veces podemos poner legítimamente a los malvados contra sí mismos, para que dejen de agredirnos, a fin de que la verdad no se vea obstaculizada.

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