(5) Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree (o) no se pierda, mas tenga vida eterna.

(5) Nada más que el amor gratuito del Padre es el principio de nuestra salvación, y Cristo es aquel en quien mora nuestra justicia y salvación: y la fe es el instrumento o medio por el cual la aprehendemos, y la vida eterna es lo que está puesto ante nosotros para aprehender.

(o) No es lo mismo creer en una cosa que creer en una cosa, porque no podemos creer en nada excepto en Dios solamente, pero podemos creer en cualquier cosa, dice Nazianzene en su Oración del Espíritu.

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