(3) Porque yo (g) digo, por la gracia que me ha sido dada, a todo hombre que está entre ustedes, no (h) pensar [de sí mismo] más alto de lo que debería pensar; sino pensar (i) con sobriedad, según Dios ha repartido a cada uno la medida de (k) fe.

(3) En tercer lugar, nos advierte muy seriamente que todo hombre se mantenga dentro de los límites de su llamamiento, y que todo hombre sea sabio según la medida de la gracia que Dios le ha dado.

(g) Cobro.

(h) Que no se complace demasiado a sí mismo, como lo hacen aquellos que se persuaden a sí mismos de que saben más de lo que realmente saben.

(i) Seremos sobrios si no asumimos lo que no tenemos y si no nos jactamos de lo que tenemos.

(k) Por fe se refiere al conocimiento de Dios en Cristo y los dones que el Espíritu Santo derrama sobre los fieles.

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