REFLEXIONES

¡Pausa, lector! y contemplando el rechazo de Israel como nación, después de todos sus altos privilegios; ¡Considere lo que puede ser, lo que será, el rechazo de cualquiera, y de toda Iglesia meramente nominal, que tiene la forma, pero está desprovista del poder, de la piedad! A esta tierra nuestra culpable y pecadora, y a toda generación que desprecia a Cristo como la actual, qué espantoso suena la Escritura, con acentos temblorosos: Si Dios no perdonó a las ramas naturales, ¡mirad que tampoco él os perdone a ti!

¡Soberano Todopoderoso, Señor del cielo y de la tierra! da tu gracia redimida para recibir todos tus nombramientos sabios e infalibles, con humilde gozo y reverencia. Todo debe estar bien; porque tú, Señor, lo has hecho. Que todos los enseñados por Dios, entren en una plena comprensión de la verdad más preciosa: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso, Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.

Y, en medio de todos los desalientos de la actualidad, aunque como el Profeta encontramos motivos para lamentarnos en secreto, por el estado deprimido de Sion; pero que esto siempre consuele: incluso ahora, en el tiempo presente, hay un remanente según la elección de gracia. ¡Lector! no olvides que es gracia, sí, toda gracia. ¡Que tú y yo tengamos uva para darle a nuestro Dios toda la gloria!

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