Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.

Bendecid (es decir, desead e invocad con oración una bendición sobre) a los que os persiguen: bendecid y no maldigáis. Este precepto se toma del Sermón del Monte, el cual, debido a las numerosas alusiones a él, más o menos directas, en diferentes partes del Nuevo Testamento, parece haber sido el almacén de la moral cristiana entre las iglesias.

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