Sabiduría entre los perfectos. Es decir, cuando llegamos por primera vez entre ustedes, eran incapaces de comprender los grandes misterios de nuestra religión: por eso les predicamos a Cristo crucificado; (Calmet) pero a los verdaderos discípulos perfectos de Cristo les revelamos los misterios más sagrados. (San Juan Crisóstomo) --- Por sabiduría, aquí parece entenderse una doctrina más sublime sobre los misterios más abstrusos de la fe, que los ignorantes no podrían comprender.

Con el mismo propósito les dice en el capítulo siguiente y en el capítulo 5 a los Hebreos, que la leche es el alimento apropiado de los niños pequeños, no la carne sólida, que es apropiada para los que son perfectos. --- Sin embargo, no hablamos de la sabiduría de este mundo, ni de los grandes hombres y príncipes de este mundo, porque la doctrina de la fe cristiana que predicamos no es sabiduría estimada, sino necedad de aquellos que pretenden sabiduría mundana.

--- Hablamos entonces en misterio, o de manera misteriosa, según la capacidad de los que nos escuchan, la gran sabiduría de Dios, que escondida, y no comprendida por los sabios de este mundo, Dios ha manifestado por la encarnación de su Hijo, y por nuestra redención; cual misterio y cual sabiduría, ninguno de los príncipes de este mundo conoció, es decir, los demonios, según la interpretación común; o Pilato, Herodes, Caifás, etc.

según San Juan Crisóstomo, o nunca hubieran crucificado, ni hubieran permitido que otros crucifiquen, al Señor de la gloria, Jesucristo, quien por su persona divina es verdaderamente el Señor de la gloria. Véase San Agustín, lib. I. de Trin. Cap. 12. & c. También puede ser llamado el Señor de la gloria, a causa de esa gloria, que desde la eternidad predestinó y decretó dar a sus elegidos; y de la cual está escrito, que el ojo no vio, etc. (Witham)

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