Y servir mesas. Los apóstoles no juzgaron apropiado que estuvieran tan ocupados en la administración de las acciones comunes, de las cuales se abastecía a todos, según sus necesidades, en cuanto a carne y todas las demás necesidades: esto requería demasiado de su tiempo, que podría emplearse mejor en la predicación, etc. (Witham) --- Palabra de Dios. El deber más esencial de un apóstol y obispo es anunciar la palabra de Dios.

San Pablo ni siquiera quiso bautizar, no fuera a ser un perjuicio para el cumplimiento de este gran deber, para el que había sido enviado. Muchos piensan que este ministerio de las mesas significa aquí, no sólo la distribución de la alimentación corporal, sino la dispensación de la santa Eucaristía. Tan sagrado y divino como era este último deber, los apóstoles prefirieron antes que él, su obligación de predicar. (Calmet)

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