Pero que se amen. Ésta es una deuda, dice San Juan Crisóstomo, que siempre debemos estar pagando y, sin embargo, siempre permanece y debe ser pagada nuevamente. --- El que ama a su prójimo, ha cumplido la ley. Es más, el que ama a su prójimo como debe, lo ama por amor de Dios, y así cumple con el otro gran precepto de amar a Dios: y de estos dos preceptos (como Cristo mismo nos enseñó, Mateo xxii.40) depende el toda la ley y los profetas. (Witham)

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