"No debáis a nadie nada, excepto amaros unos a otros, porque el que ama a su prójimo ha cumplido la ley".

Habiendo hablado de la deuda del cristiano con el estado, Pablo pasa ahora a la cuestión de la deuda del cristiano con todos los hombres. 'No le deba nada a nadie' no significa que no debamos contraer deudas sobre una base ponderada, sino más bien que debemos pagar nuestras deudas. No debemos demorarnos en cumplir con nuestras obligaciones. Pero luego señala que hay una deuda que debemos tener y que es continua, y esa es nuestra deuda de amarnos unos a otros.

En cuanto a esta deuda, nunca podemos llamar "tiempo". Y la razón de eso es que el amor es el cumplimiento de la Ley. En otras palabras, si amamos de verdad, automáticamente cumpliremos con los requisitos de la Ley en cuanto a nuestra actitud hacia los demás, pues desearemos lo mejor para ellos. Note la indicación de Pablo de que debemos cumplir la Ley de Dios en términos de su significado más profundo. Pero es como consecuencia de nuestro amor por Cristo y por Dios, no para de alguna manera obtener mérito al hacerlo.

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