1 Corintios 13:4

"El amor sufre mucho y es bondadoso".

I. Aquí hemos presentado ante nosotros los dos lados, el pasivo y el activo, de una disposición amorosa. "El amor es sufrido". Quizás sea notable que esta característica se nos presente en primer lugar, como si el sufrimiento, el soportar alguna prueba, fuera algo natural. Nos lee una lección sobre el tipo de mundo en el que los cristianos tenemos que vivir. El verdadero cristiano conoce, y conocerá, no hay límite para su resistencia.

No es su buena suerte que pueda soportar tal o cual provocación, pero es su principio hacerlo. Practica y reza sobre ello, va y lo hace. Algunas de las victorias más nobles que la Iglesia ha visto de la paciencia habitual y la paciencia constante han sido victorias duras, ganadas sobre una disposición rebelde y cruel; batallas por el derecho, y ganadas por hombres, con quienes de hecho eran batallas, con quienes, no solo sus propias propensiones, sino los amigos que los rodeaban y el mundo en el que vivían, colocaron barreras casi insuperables contra el ejercicio de esta primera de Gracias cristianas. Un cristiano que así refleje la imagen de su Maestro, tranquilo e inquebrantable, ganará más almas para Cristo que diez de los que odian al pecador al desconocer el pecado.

II. "El amor es amable." La palabra con la que esto se expresa es algo notable. Significa, en su simple y primer significado, "practica la prestación de servicio", "practica la bondad" y esa clase de bondad que es buena y provechosa, alentadora y consoladora. De modo que esta bondad de la que se dice: "El amor es sufrido y es bondadoso", no es mera suavidad de modales ni tono de voz reconfortante, aunque estos naturalmente entran como parte de tal bondad; pero es una voluntad de ser útil y ayudar a los demás, una facilidad de acceso, una facilidad de ser suplicado y una presencia cordial, abierta, soleada, que no repele, que no excluye la solicitud de ayuda. Todos tienen el poder de sufrir mucho y de mostrar una bondad sustancial.

H. Alford, Quebec Chapel Sermons, vol. vii., pág. 150.

Referencias: 1 Corintios 13:4 . JH Thom, Leyes de la vida después de la mente de Cristo, segunda serie, pág. 121; E. Gifford, Christian World Pulpit, vol. xxvii., pág. 113; EJ Hardy, Ibíd., Vol. xxxiii., pág. 153; Revista del clérigo, vol. iii., pág. 93. 1 Corintios 13:4 . B. Jowitt, Christian World Pulpit, vol. xxi., pág. 392.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad