Para santificarla y purificarla en el lavamiento del agua por la palabra,

Ver. 26. Para santificar ] Las doncellas fueron primero purificadas y perfumadas antes de que Asuero eligiera una. Pero aquí es de otra manera. La santificación es fruto de la justificación. El Señor no tendrá una Iglesia sucia, y por eso no vino solo con sangre, sino también con agua, esa agua limpia de su Espíritu, por la cual lava la naturaleza porcina de sus santos, para que no deseen más revolcarse en el fango.

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