Y salió el que había muerto, atado de pies y manos con mantas, y su rostro estaba envuelto con una servilleta. Jesús les dijo: Suéltenlo y déjenlo ir.

Ver. 44. Y el que estaba muerto ] Pero, ¿dónde estaba su alma mientras tanto? In manu Dei, en la mano de Dios, no en el purgatorio, como dicen los papistas, porque eso va en contra de sus propios principios. No envían a nadie al purgatorio, sino a hombres de talla media, entre justos e injustos. Ahora bien, Lázaro seguramente era un hombre muy bueno, de lo contrario, ¿no habría sido tan querido por Cristo? Pero ese purgatorio es una invención del Papa, como lo tiene Tyndale: oye a San Agustín, Nemo se decipiat, fratres: duo enim loca sunt, et tertius non est visus. Qui cum Christo regnare non meruit, cum diabolo, absque dubitatione, peribit.

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