(Según está escrito: Dios les ha dado espíritu de sueño, ojos para que no vean y oídos para que no oigan) hasta el día de hoy.

Ver. 8. El espíritu del sueño ] Para que con esos osos en Plinio no se los pueda despertar con los aguijones más agudos; y con esos asnos de Etruria, que se alimentan de beleño, yacen por muertos, y no despiertan hasta que están a medio empuñar. Un letargo tan mortal ha caído ahora sobre los papistas.

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