11,12 Los pensamientos y las expectativas de la segunda venida de Cristo deberían llevarnos a orar más a Dios, por nosotros mismos y por los demás. Si hay algún bien en nosotros, se debe al beneplácito de su bondad, y por eso se llama gracia. Hay muchos propósitos de gracia y buena voluntad en Dios hacia su pueblo, y el apóstol ora para que Dios complete en ellos la obra de la fe con poder. Esto es para que hagan cualquier otra obra buena. El poder de Dios no sólo comienza, sino que continúa la obra de la fe. Y este es el gran fin y designio de la gracia de nuestro Dios y Señor Jesucristo, que se nos da a conocer y se efectúe en nosotros.

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