12-18 El apóstol desea que sean de un mismo sentir con él respecto a la ley de Moisés, así como que estén unidos a él en el amor. Al reprender a los demás, debemos tener cuidado de convencerlos de que nuestras reprimendas se deben a una sincera consideración del honor de Dios y de la religión y de su bienestar. El apóstol recuerda a los gálatas la dificultad con la que trabajó cuando vino por primera vez entre ellos. Pero se da cuenta de que fue un mensajero bienvenido para ellos. Sin embargo, ¡qué inciertos son el favor y el respeto de los hombres! Trabajemos para ser aceptados por Dios. Antes se consideraban felices al recibir el Evangelio; ¿tienen ahora razones para pensar lo contrario? Los cristianos no deben dejar de decir la verdad por temor a ofender a los demás. Los falsos maestros que desviaron a los gálatas de la verdad del evangelio eran hombres que diseñaban. Fingían afecto, pero no eran sinceros ni rectos. Se da una regla excelente. Es bueno tener siempre celo en una cosa buena; no sólo por un tiempo, o de vez en cuando, sino siempre. Feliz sería para la iglesia de Cristo, si este celo se mantuviera mejor.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad