22-31 AAquí tenemos un sermón dirigido a los paganos, que adoraban a dioses falsos y carecían del verdadero Dios en el mundo; y para ellos el alcance del discurso era diferente del que el apóstol predicaba a los judíos. En este último caso, su asunto era conducir a sus oyentes mediante profecías y milagros al conocimiento del Redentor y a la fe en él; en el primero, era conducirlos, mediante las obras comunes de la providencia, a conocer al Creador y a adorarlo. El apóstol habló de un altar que había visto, con la inscripción: "AL DIOS DESCONOCIDO". Este hecho es declarado por muchos escritores. Después de multiplicar sus ídolos al máximo, algunos en Atenas pensaron que había otro dios del que no tenían conocimiento. ¿Y no hay ahora muchos llamados cristianos, que son celosos en sus devociones, y sin embargo el gran objeto de su adoración es para ellos un Dios desconocido? Observad qué cosas tan gloriosas dice aquí Pablo de aquel Dios al que servía, y al que quería que sirvieran. El Señor había soportado durante mucho tiempo la idolatría, pero los tiempos de esta ignorancia estaban terminando ahora, y por medio de sus siervos ordenó a todos los hombres en todas partes que se arrepintieran de su idolatría. Cada una de las sectas de los sabios se sentía poderosamente afectada por el discurso del apóstol, que tendía a mostrar la vacuidad o falsedad de sus doctrinas.

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