Perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos, etc.

Esta es la quinta petición. Las deudas significan obligaciones morales incumplidas, nuestros defectos, nuestros pecados. Cabe destacar con énfasis que se le pide a Dios que nos perdone como nosotros perdonamos a los demás. Si somos severos, duros e implacables, le pedimos que lo sea con nosotros; si somos misericordiosos y perdonadores, le imploramos que sea misericordioso con nosotros. Le pedimos, en otras palabras, que nos impongan lo que nosotros medimos a los demás.

Podemos señalar aquí cómo debemos actuar con aquellos que nos lastiman. Debemos ser misericordiosos y dispuestos a perdonar siempre que se arrepientan y nos pidan perdón. Dios no perdona a los hombres impenitentes, pero desea ser misericordioso y está siempre dispuesto y deseoso de perdonar. Así también, no debemos abrigar un espíritu vengativo, debemos estar llenos de bondad, ansiosos por la reconciliación y felices de perdonar cada vez que el malhechor se arrepiente. La falta de voluntad para perdonar haría que la petición fuera hipócrita.

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