Porque nada sé por mí mismo, pero no estoy aquí justificado. Yo no me juzgo. Porque aunque no soy consciente de ninguna infidelidad en mi oficio apostólico, sin embargo, no soy realmente justo: no quiero decir a la vista de los hombres, porque no me importa su juicio: quiero decir a la vista de Dios, quien quizás ve en mí pecados que yo no veo. Por eso San Basilio ( Constit. Monast. c. 1) dice: " Aunque en muchas cosas todos ofendemos, sin embargo, no tenemos ningún concepto de la mayor parte de nuestras ofensas.

Es por eso que el Apóstol dijo una vez: 'No sé nada por mí mismo, pero no estoy justificado por esto'. Es como si hubiera dicho: 'Cometo muchos pecados veniales de los que no soy consciente'. Por la misma razón el profeta dijo: '¿Quién entiende sus ofensas?' Entonces no estarás diciendo lo que no es verdad si te llamas pecador. "

A partir de esto podemos argumentar en contra de los protestantes que los justificados no tienen un conocimiento seguro, y mucho menos la fe de que son justificados. Responden que S. Pablo quiere decir aquí que en cuanto a sus obras no sabía que estaba justificado, pero que tenía un conocimiento seguro de ello por la fe y la Sagrada Escritura, que prometen la justificación a todo aquel que cree en Cristo. En otras palabras, dicen que saben que están justificados, no porque estén libres de pecados y vivan vidas santas, sino por la misericordia de Dios al aceptar su creencia en el don gratuito de la justificación por Cristo. Pero esta respuesta de ellos es frívola y fingida, porque el Apóstol continúa diciendo:

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