Por temor a la muerte, sujeto a servidumbre ; el aguijón de la muerte es el pecado y su castigo. Esto es lo que lo hace tan terrible para los hombres. De este aguijón libra Cristo a todos los que en él confían, haciendo para ellos de la muerte del cuerpo la puerta de entrada a la vida eterna. Los que creen en Cristo no necesitan temer a la muerte, porque ella pondrá fin a todas sus penas y los introducirá en gozos sin fin.

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Antiguo Testamento