Entonces me dirás: ¿Por qué todavía reprocha, como si hubiera dicho: Porque yo afirmo acerca de Dios, que a quien él quiere endurecer , tú dirás: ¿Por qué, pues, aún reprocha o se queja de tales personas, que sigan desobedientes! Porque ¿quién ha resistido a su voluntad? ¿Quién ha sido, es, o podrá jamás impedir que se cumpla lo que Dios quiere que se cumpla? Aquí debe observarse que cuando el apóstol dice: A quien quiere, endurece, no supone ningún propósito o decreto formado por Dios para endurecer a ningún hombre, sin que previamente haya cometido los pecados que podría no haber cometido; y haber resistido los esfuerzos del Espíritu de Dios, y haber abusado de la luz y la gracia por medio de las cuales él podría haber conocido y acatado la voluntad divina; pero, a lo sumo, sólo un propósito para endurecer a quienes primero se endurecen voluntariamente.

Sus palabras tampoco suponen que a ellos, que en realidad Dios los ha endurecido, no les queda capacidad ni posibilidad alguna, por medio de esa gracia que todavía les ha sido concedida, de recobrarse del estado de dureza en que se encuentran, y sin embargo. de volverse a Dios en verdadero arrepentimiento y reforma de vida. Aunque entonces la voluntad de Dios sea, en cierto sentido, irresistible, sin embargo, si esta voluntadser, primero, No endurecer a nadie más que a los que primero se endurecen voluntariamente, por el pecado conocido y deliberado; y, 2d, Dejar a aquellos a quienes él endurece en la capacidad de ablandarse y regresar a él, siendo provistos de suficientes ayudas para ese propósito, de modo que si no lo hacen, se convierta en una gran agravación de sus pecados anteriores; ciertamente tiene razón para reprender y quejarse de aquellos que, en cualquier momento, son endurecidos por ella.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad