Si eres el Hijo de Dios. - En este caso, como antes, la tentación parte de la certificación del carácter de Jesús como Hijo de Dios. A esto se une ahora una apelación a las palabras familiares y sagradas, y la sutileza del Tentador reside en su perversión de su verdadero significado. Aquí, también, las palabras arrojan luz sobre la vida espiritual anterior del Hijo del Hombre. Como en todas las tentaciones análogas (y la historia tendría poco significado o interés para nosotros si no fuera análoga a muchas experiencias humanas) las palabras que se presentaron al alma, con su verdadero significado oscurecido y pervertido, debieron ser precisamente aquellas que antes había sido de lo más precioso.

Podemos pensar en Él como si se hubiera alimentado de esas palabras, encontrando en ellas el apoyo y el consuelo de Su vida, sin ni siquiera soñar (si uno puede aventurarse, por así decirlo) con ponerlas a prueba con dispositivos de Su propia imaginación.

En sus manos. - Mejor, adelante. Se piensa que las manos angelicales sostienen y sostienen.

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