Verso 35. Amen a sus enemigos...  Este es el precepto más sublime que jamás se haya dado al hombre: una religión falsa no podría dar un precepto de esta naturaleza, porque, sin la influencia sobrenatural, debe ser para siempre impracticable. En estas palabras de nuestro bendito Señor vemos la ternura, la sinceridad, la extensión, el desinterés, el modelo y el resultado del amor de Dios que habita en el hombre: una religión que tiene por fundamento la unión de Dios y el hombre en una misma persona, y la muerte de este augusto ser por sus enemigos; que consiste en la tierra en una reconciliación del Creador con sus criaturas, y que ha de subsistir en el cielo sólo en la unión de los miembros con la cabeza: ¿podría una religión como ésta tolerar alguna vez el odio en el alma del hombre, incluso hacia su más inveterado enemigo?

Prestar, sin esperar nada de nuevo... μηδεν απελπιζοντες. Dicen los rabinos que el que presta sin usura, Dios lo considerará como que ha observado todo precepto. El obispo Pearce piensa que, en lugar de μηδεν debemos leer μηδενα con el siríaco, el árabe posterior y el persa posterior; y como απελπιζειν significa desesperar, o hacer desesperar, el significado es, no cortar la esperanza (de una vida más larga) de ningún hombre, neminis spem amputantes, negándole aquellas cosas que ahora pide para preservarlo de perecer.

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