- 
                
                
Después de esto, Job abrió su boca y maldijo su día.
             
                    - 
                
                
Tomó Job la palabra y dijo:
             
                    - 
                
                
— Perezca el día en que nací y la noche en que se dijo: “¡Un varón ha sido concebido!”.
             
                    - 
                
                
Sea aquel día tinieblas. Dios no pregunte por él desde arriba ni resplandezca la claridad sobre él.
             
                    - 
                
                
Reclámenlo para sí las tinieblas y la densa oscuridad; repose sobre él una nube, y cáusele terror el oscurecimiento del día.
             
                    - 
                
                
Apodérese de aquella noche la oscuridad. No sea contada junto con los días del año ni aparezca en el cómputo de los meses.
             
                    - 
                
                
¡He aquí, sea aquella noche estéril; no penetren en ella los gritos de júbilo!
             
                    - 
                
                
Maldíganla los que maldicen el día, los que se aprestan a instigar al Leviatán.
             
                    - 
                
                
Oscurézcanse sus estrellas matutinas. Espere la luz, pero no le llegue ni vea los destellos de la aurora;
             
                    - 
                
                
porque no cerró las puertas de la matriz, para esconder de mis ojos el sufrimiento.
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad