• Números 23:2

    Balac hizo como le dijo Balaam, y ofrecieron Balac y Balaam un toro y un carnero en cada altar.

  • Números 23:3

    Luego dijo Balaam a Balac: — Quédate de pie junto a tu holocausto, y yo me iré; quizás suceda que el SEÑOR me venga al encuentro. Cualquier cosa que me muestre, te la avisaré. Y él se fue a un cerro.

  • Números 23:4

    Luego Dios vino al encuentro de Balaam, y este le dijo: — Siete altares he preparado, y en cada altar he ofrecido un toro y un carnero como holocausto.

  • Números 23:5

    Entonces el SEÑOR puso palabra en la boca de Balaam y le dijo: — Vuelve a donde está Balac, y háblale así…

  • Números 23:6

    Después volvió a Balac. Y he aquí que este estaba de pie junto a su holocausto, él y todos los principales de Moab.

  • Números 23:7

    Entonces Balaam pronunció su profecía y dijo: “Desde Siria me trajo Balac, rey de Moab, desde las montañas del oriente. ‘Ven’, dijo; ‘maldíceme a Jacob. Ven; condena a Israel’.

  • Números 23:8

    “¿Cómo he de maldecir a quien Dios no maldice? ¿Y cómo he de condenar al que el SEÑOR no condena?

  • Números 23:9

    Porque desde la cumbre de las peñas lo veo; desde las colinas lo diviso. He aquí un pueblo que ha de habitar solitario y que no ha de ser contado entre las naciones.

  • Números 23:10

    ¿Quién contará el polvo de Jacob? ¿Quién calculará la polvareda de Israel? ¡Muera yo la muerte de los justos y sea mi final como el suyo!”.

  • Números 23:11

    Entonces Balac dijo a Balaam: — ¿Qué me has hecho? ¡Te he tomado para que maldigas a mis enemigos, y he aquí tú los has colmado de bendiciones!

  • Números 23:12

    Él respondió diciendo: — ¿Acaso no he de tener cuidado de hablar lo que el SEÑOR ponga en mi boca?

  • Números 23:13

    Entonces Balac le dijo: — Por favor, ven conmigo a otro lugar desde el cual lo puedas ver. Solo verás un extremo de él; no lo verás todo. Maldícemelo desde allí.

  • Números 23:14

    Entonces lo llevó al campo de Zofim, en la cumbre del Pisga, y allí edificó siete altares y ofreció en holocausto un toro y un carnero en cada altar.

  • Números 23:15

    Y Balaam dijo a Balac: — Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrarme con él allá.

  • Números 23:16

    Entonces el SEÑOR vino al encuentro de Balaam y puso palabra en su boca, diciéndole: — Vuelve a donde está Balac, y háblale así…

  • Números 23:17

    Después volvió a Balac, y he aquí que este estaba de pie junto a su holocausto, y con él los principales de Moab. Y Balac le preguntó: — ¿Qué ha dicho el SEÑOR?

  • Números 23:18

    Entonces él pronunció su profecía y dijo: “Balac, levántate y escucha; préstame atención, oh hijo de Zipor.

  • Números 23:19

    Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no lo hará? Habló, ¿y no lo cumplirá?

  • Números 23:20

    He aquí, yo he recibido la orden de bendecir. Él ha bendecido, y no lo puedo revocar.

  • Números 23:21

    “Él no ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto maldad en Israel. El SEÑOR su Dios está con él; en medio de él hay júbilo de rey.

  • Números 23:22

    Dios, que lo ha sacado de Egipto, es para él como los cuernos de un toro salvaje.

  • Números 23:23

    No hay encantamiento contra Jacob ni adivinación contra Israel. Ahora se dirá de Jacob y de Israel: ‘¡Lo que Dios ha hecho!’.

  • Números 23:24

    ¡He aquí un pueblo que se levanta como leona, que se yergue como león! No se echará hasta que coma la presa y beba la sangre de los que ha matado”.

  • Números 23:25

    Entonces Balac dijo a Balaam: — Ya que no lo maldices, ¡por lo menos no lo bendigas!

  • Números 23:26

    Luego Balaam respondió y dijo a Balac: — ¿No te he dicho que todo lo que el SEÑOR diga, eso he de hacer?

  • Números 23:27

    Y Balac dijo a Balaam: — Por favor, ven; te llevaré a otro lugar. Quizás parezca bien a Dios que me los maldigas desde allí.

  • Números 23:28

    Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor que mira hacia Jesimón.

  • Números 23:29

    Entonces Balaam dijo a Balac: — Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete toros y siete carneros.

Continúa después de la publicidad