Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en él.

Pero si lo hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras. Había en las palabras de Cristo, independientemente de cualquier milagro, una verdad, una majestad y una gracia evidentes, que aquellos que tenían alguna susceptibilidad espiritual no podían resistir. Pero, para aquellos que querían esto, "las obras" fueron una gran ayuda. Cuando estos fallaron, el caso era verdaderamente desesperado.

Para que sepáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en él , reiterando así su pretensión de unidad esencial con el Padre, que sólo parecía suavizar, para poder calmar la ira de ellos y conseguir que los oyeran de nuevo un momento.

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