Pero si es en contra de mi voluntad. Es decir, si no lo hago con presteza y celo, sino instigado por el único motivo del castigo, ay de mí, como dice en el versículo anterior, si me instiga sólo por este motivo; todavía se me confía la dispensación del evangelio, y debo cumplir con esa obligación, ya sea con el celo y la prontitud de un hijo, o por temor al castigo, como esclavo. (Estius)

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