Porque si la palabra dicha por los Ángeles, etc. Es decir, si la ley entregada a Moisés por los ángeles, se hizo firme y debía ser obedecida, y los transgresores castigados, cuánto más es esto cierto de la nueva ley entregada por nuestro Señor Jesucristo mismo y predicada por sus discípulos que escucharon él, y que ha sido confirmado por tantos milagros y por tantos dones del Espíritu Santo, que han recibido los creyentes? (Witham)

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