Enseña a todas las naciones. En San Marcos leemos, yendo por todo el mundo, predicando a toda criatura que sea capaz de hacerlo; no sólo a los judíos, sino a todas las naciones del mundo entero, bautizándolos, etc. Los anabautistas pretenden mostrar desde este lugar, que no deben ser bautizados, a menos que primero se les enseñe e instruya. Esto es cierto en el caso de las personas que ya han alcanzado una edad en la que pueden ser instruidas antes del bautismo.

Pero según la tradición y la doctrina constante de la Iglesia católica, recibida también por las supuestas Iglesias reformadas, los niños recién nacidos deben ser bautizados antes de que sean capaces de recibir instrucción: ni pueden entrar en el reino de los cielos sin el bautismo. --- En el nombre del Padre, etc. Somos hechos cristianos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: profesamos creer y esperar nuestra salvación, al creer, esperar, servir y adorar a las mismas tres Personas divinas, de donde los Padres prueban que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios e iguales en todas las perfecciones.

(Witham) --- Si Cristo hubiera dicho solamente, ¡He aquí! Estoy contigo todos los días; en ese caso, podría limitarse a la vida natural de los apóstoles; pero como añade además, incluso a la consumación del mundo, debe extenderse necesariamente a sus sucesores en el ministerio, hasta el fin de los tiempos. (Estius) --- Con estas palabras Ve, enseña, les da el poder de enseñar no solo lo que se relaciona con la fe, sino también lo que está necesariamente relacionado con la piedad y una conversación santa.

Porque vemos agregada una explicación adicional, enseñándoles a observar todas las cosas que les he mandado; cuyas palabras, sin duda alguna, deben referirse a los preceptos de una vida santa. Cuán atrozmente, entonces, deben ser engañados aquellos hombres que infieren de las palabras enseñar a todas las naciones, que la fe sola será suficiente. Lo que sigue, bautizándolos, muestra otra parte de las funciones pastorales, que consiste en la administración de los sacramentos.

De ahí que también sean refutados todos los herejes que pretenden afirmar que todo ministerio eclesiástico consiste en apenas librar al mundo. (Estius, en una ubicación diferente)

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