Si alguno enseña otra cosa, y no a las sanas, incluso las palabras de nuestro Señor Jesucristo, ya la doctrina que es conforme a la piedad;

Ver. 3. Si algún hombre enseña lo contrario ] ετεροδιδασκαλει, descubrirse heterodoxo por afectación de singularidad, etc., como hacen los buceadores en esta época licenciosa; abordar cosas diferentes de la doctrina recibida, como sostenerla, con Foción, es algo bueno para disentir de los demás.

No consienta palabras sanas ] Palabras que tienen una propiedad curativa en ellas. La Escritura (como esa biblioteca de Alejandría) puede decirse correctamente que es la medicina del alma, η της ψυχης ιατρεια. Por la lectura de Livio, Curtius, Aventinus y otros historiadores, se dice que muchos se han recuperado de varias enfermedades desesperadas. 0 facile et beatum curationis género, dice John Bodin (de Utilit.

Historiae). Pero la lectura de las Sagradas Escrituras cura mucho más que esto para el alma. El rey Alfonso, curado de una fiebre leyendo a Quinto Curtius, gritó: Valeat Avicenna, vivat Curtius, Medicina de despedida, buena historia. ¿No podríamos decirlo mejor de estas sanas palabras, esta doctrina según la piedad, compuesta a propósito para promover la piedad en el mundo?

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