Si alguien enseña lo contrario. - Sin limitar estrictamente la referencia a lo que se acababa de enseñar sobre el deber de los esclavos cristianos, hay pocas dudas de que alguna enseñanza influyente, contraria a la de San Pablo, sobre el tema del comportamiento y disposición de esa clase infeliz estaba en el La mente del apóstol cuando escribió la terrible denuncia contenida en estos tres versículos contra los falsos maestros de Éfeso.

Los predicadores y escritores cismáticos y heréticos de todas las épocas han obstaculizado tristemente el progreso de la religión verdadera; pero en los días de San Pablo, cuando las piedras fundamentales de la fe estaban siendo colocadas tan dolorosamente, parece haber habido una competencia de vida o muerte entre los maestros de lo verdadero y lo falso. En este pasaje, San Pablo pone al descubierto las fuentes secretas de gran parte de esta doctrina anticristiana.

Hay pocas dudas de que en Éfeso existía entonces una escuela, profesamente cristiana, que enseñaba al esclavo que había aceptado el yugo de Cristo a rebelarse contra el yugo de cualquier señor terrenal. De ahí la indignación de San Pablo. “Si alguno enseña lo contrario”, diferente a mi interpretación del gobierno de Cristo, que nos invita a soportarlo todo con valiente paciencia, con leal fortaleza.

Y no consientas en palabras sanas, aun las palabras de nuestro Señor Jesucristo. - El Apóstol, sin duda, se estaba refiriendo a dichos conocidos del Redentor, tales como "Dad al César lo que es del César", o "Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra", o "Si alguno el hombre me seguirá, que tome su cruz cada día y me siga ”; “Pero yo os digo, no resistáis al mal”, “Amad a vuestros enemigos, orad por los que os desprecian.

”Fue en dichos sublimes como estos - sin duda, consignas corrientes en todas las iglesias - fue en el espíritu del Sermón del Monte que San Pablo basó su enseñanza y fundamentó su consejo a los esclavos en el rebaño de Cristo . Pero los falsos maestros, que serían los enemigos más acérrimos y decididos de Timoteo en Éfeso, no consentirían en estas “palabras sanas”, aunque eran las palabras del Señor Jesucristo.

A la doctrina que es conforme a la piedad. - Estos hombres obstinados, al no consentir las palabras sublimes de Cristo, al mismo tiempo rehusaron aceptar la doctrina que insistía en una vida santa: porque la verdad cristiana es inseparable de la pureza, la sinceridad, el olvido de sí mismo, valiente paciencia.

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