Como también dice en Oseas, llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo; y su amado, que no era amado.

Ver. 25. Y su amado ] Jeremias 12:7 . Dios llama a la Iglesia el amado de su alma, o (como lo leen la Septuaginta y la Vulgata) su alma amada, την ψυχην την ηγαπημενην.

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