8-11 Una vez declarada la gracia de Dios para con los hombres, se insiste en la necesidad de las buenas obras. Aquellos que creen en Dios, deben preocuparse por mantener las buenas obras, buscar oportunidades para hacerlas, siendo influenciados por el amor y la gratitud. Deben evitarse las cuestiones insignificantes e insensatas, así como las distinciones sutiles y las investigaciones vanas; tampoco deben estar ávidos de novedades, sino amar la sana doctrina que más tiende a la edificación. Aunque ahora nos parezcan ligeros y pequeños algunos pecados, si el Señor despierta la conciencia, sentiremos pesado sobre nuestras almas hasta el más pequeño pecado.

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