Venga tu reino; venga pronto tu reino de gracia y destruya todos los reinos de la tierra; que toda la humanidad, recibiéndote, oh Cristo, como su rey, que cree verdaderamente en tu nombre, sea llena de justicia y de paz, y alegría; con santidad y felicidad, hasta que sean trasladados de aquí a tu reino de gloria, para reinar contigo por los siglos de los siglos. Hágase tu voluntad en la tierra, como en el cielo. Que todos los habitantes de la tierra hagan tu voluntad con la misma voluntad que los santos ángeles; que éstos la hagan continuamente, como ellos, sin ninguna interrupción de su servicio voluntario; sí, y perfectamente como ellos: tú, oh Espíritu de gracia, por la sangre del pacto eterno, hazlos perfectos en toda buena obra para que hagan tu voluntad, y obre en ellos todo lo que agrada a tus ojos.

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