La ley se interpuso en el medio: la ofensa y el obsequio. Para que abunde la ofensa - Es decir, la consecuencia (no el diseño) de la entrada de la ley no fue la eliminación del pecado, sino el aumento del mismo. Sin embargo, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, no solo en la remisión del pecado que Adán nos trajo, sino de todos los nuestros; no solo en remisión de pecados, sino en infusión de santidad; no solo en la liberación de la muerte, sino en la admisión a la vida eterna, una vida mucho más noble y excelente que la que perdimos por la caída de Adán.

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