Verso 5. Además de esto.

Ahora, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo al ser trasladados al reino del amado Hijo de Dios, realizado por vuestra fe llevada a cabo por la obediencia, el Espíritu Santo señala vuestro camino paso a paso.

Dando toda diligencia.

El progreso que se os propone en la vida divina exige diligencia. Tus esfuerzos no deben ser perezosos, sino industriosos. Llama en tu ayuda esta disposición. No se debe escatimar esfuerzo. Dios ha hecho su parte en tu favor, y esto te corresponde a ti.

Añade a tu fe virtud.

El proceso es la adición. Tu fe te hizo hijo de Dios. A esta fe se le deben hacer muchas adiciones. Primero, la virtud; es decir, coraje. Esto es esencialmente necesario como una ayuda para su fe en sus luchas por hacer el bien, como se les informará muy dolorosamente. Esta excelencia de la valentía de la virtud debería ser, y es, una consecuencia natural de tu fe. A esta valentía añadid también el conocimiento, el conocimiento de Dios; lo que él desea que hagas; cómo os comportaréis con él, con vuestros hermanos en la fe y con el mundo. Vuestro valor es heroísmo heroísmo moral y si este es controlado y gobernado por un conocimiento de lo alto, redunda en vuestro bien, y es agradable y aceptable a vuestro Padre que está en los cielos.

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